Cada profesional de la salud que forma parte de un equipo que interviene a una persona (cirujano, anestesiólogo, etc…) tiene un ámbito de competencia que delimita sus compromisos funcionales, en donde todo acto se correlaciona directa y sustancialmente con sus deberes previamente adquiridos (delimitados) y, ellos además, no pueden ser combinados o mezclados con diversas actividades propias de otros agentes, para derivar responsabilidades penales, porque sucedido esto, el resultado típico no le será imputable, sino en la medida exacta de su rol de actividades; pues la posición de garante no puede ser objeto de ampliaciones fuera de la órbita de su concreta competencia: pensar diverso es adentrarse en el vedado camino de la responsabilidad objetiva.
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